domingo, 20 de mayo de 2012

Tal vez le digo a Bequer


Hoy me quedaré callado, no soltaré ni una risa
me guardaré mis sarcasmos y los convertiré en cenizas
habrán tenido vergüenza de este pobre desgraciado
que quiso contar sus penas con un poco de sarcasmo.

¡Venga amigos!. ¡Que me voy!. Ya os dejaré tranquilos
que me iré por donde vine y me llevaré mi destino.

A lo mejor le escribo a Lorca y me atrevo con Neruda
o a Whitman le digo cosas o se las digo a Cernuda
mejor le digo a Quevedo o al tal Jiménez Encina
que Valle Inclán no me escucha ya que está con Lugonés
porque están leyendo a Machado y a Ramón López Velarde
porque un día Campoamor dijo que: “uno bueno era Recalde”.

Mientras Enrique de Meza va con la Mistral del brazo
González Castell me dijo: “chico. no has de doblar el brazo”
y yo le contestaré como Enrique Luis de la Cerna
“que al cabo de algún tiempo tornará la primavera”.

Y si el Góngora ese se siente desfallecer
le diré con Gabriela Mistral el “Padre nuestro que estás en los cielos”
y miraré de frente a Violeta y saludaré a Blanca Varela
Y con Vicente Huidobro me sentaré a tomar un café
y con Gustavo Adolfo Béquer,  una lágrima derramaré
porque pasará el tiempo y siempre me preguntaré
¿porqué esa noche ella… no lloró?. ¿porqué esa noche… yo callé?.

Y mi vieja Alfonsina Storni tan señora ella siempre
que susurra versos al oído de ese chico Benedetti
y a Rubén Darío le diré que “la juventud es eterna”
porque es el divino tesoro de Magallanes y Trueba.

Y si Machado me viene hablando del “Olmo viejo”
me pondré a charlar con Martí y a su lado estará Vallejos
y a Concha Espina le diré que un tal Lope de Vega
un día me habló y me dijo : “ Tú… tu busca.. y encuentra”.

Y si Alonso de Barros se enferma, le diré a Francisco de la Torre
que traiga a Baltasar del Alcazar para curarle las penas
mientras mi Rosalía de Castro con Villalón y Yalad ad Din
hacen un triunvirato para versarle al amor.

Y si obligado me dice que me tome la vida con calma
que las tristezas se mueren cuando se muere el alma
y que al final de todo las penas
no tienen ninguna importancia.

Entonces me enfrentaré a Cervantes cual Quijote en mi corcél
porque Campoamor tuvo un sueño del que habló con Espinel
así que mañana me iré para hablar con Núñez de Arce
y que traiga a Francisco de Rioja y a la bien amada Sor Juana Inés.

Y que Espronceda acompañe a Pessoa y Cardenal
mientras yo miro las estrellas con Sabines y Milanés
y me sentaré en las rocas con Akiko la Yosano
y a Amado Nervo le pediré su pluma...  porque yo tengo papel.

Es que esta noche de luna, en que el mar baña mis pies
quiero escribir mis versos como todos los poetas
aprender a decir por ejemplo, 
"La noche está estrellada y tililan
 azules los astros a los lejos"
Las luces de tu vida
esas que yo ... no tengo.

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