sábado, 7 de enero de 2012

Hoy, quizás

Hoy no es necesario que mis sentires lleven el alma a rastras, ni que mis tristezas hagan surcos en
el camino de la añoranza, quizás porque hoy el corazón sueña con más silencios apegándose
a la pena que no desea alejarse.
Debe ser porque la tengo atada,¡Si!. Encadenada a mi corazón, porque si Dios hubiese hecho
más grande el universo, si hubiese hecho más caminos por donde buscarte,
quizás solo, habría retardado la agonía de mi alma nada más.
¡Si!. Seguramente escribo mis sentires para dar salida a la lúgubre noche
que me come el alma pero...
¿Quién sabe?. Quizás con ello no es que de salida, quizás solamente quiero mantener vivo tu recuerdo
vivas tus ilusiones, viva tu esperanza de que un día yo te encuentre... pequeña mía.
Quizás el universo agrandó mi alma, o quizás él se hizo más pequeño, quizás no vi otros caminos,
o tan solo, no supe caminar por ellos...- será por eso que aún no te encuentro.
¿Sabes pequeña mía?
Hace tiempo dejó de importarme lo que los demás digan, hace tiempo dejó de importarme mi pobreza,
hace tiempo dejó de importarme ese cariño que si por alguna razón no está uno presente, entonces
juzgan y te eliminan de su corazón.

¿Sabes pequeña mía?
Tenía que buscarte, tenía que buscarte por donde fuera y de la forma que fuera, tenía que rugir como león enfurecido cuando busca a su cachorro perdido.
¡ Si !. Desesperadamente, con las ansias de mis ojos puestas en tu mirada, en tu mirada limpia
que cada noche llena mi corazón de recuerdos.
¡Si!. Como león que ruge enfurecido  .- así quizás puede que alguien se asuste y diga tembloroso
algún camino por el que te hayan visto pasar.

Como ratón de cloaca, llenas de excremento que vierten los que nunca han sufrido, los que desde las alturas
se piensan que por el hecho de haber nacido
le han hecho un favor al mundo.

¡Si!. Ratón que busca, que se llena de fuerza más poderosa que su león enfurecido, porque se mezcla con la hiedra, con el sarmiento, con  escorpiones heridos, con hienas llorándo vómitos, con chacales siempre escondidos en los matorrales, esperando una yugular en que saciar su sed.

Con los surcos de la vida que le marcan que nunca es bienvenido, porque incluso hasta el odio, tampoco lo quiere en su nido, quizás por un requiebro de la vida, quizás la luz mortecina de un bar en una esquina,me deje ver tus ojos porque siempre eres el sueño de toda mi vida, pero ...

¿Cuándo cruzaste la calle amor?.
¿Porqué fuiste a esa esquina del mundo?.
Porque se ha convertido en la esquina de los reproches
donde me recuesto y me cubro con la manta de los recuerdos,
mientras mis ojos siguen mirándo por la ventana,
mirándo a los tuyos mientras mis huesos se caen
desparramándose por el suelo.

Porque aunque la tierra se queme y se derrita,
o que los mares se sequen,
o que las montañas se hundan,
o que las estrellas dejen de brillar,
o que la luna se cubra con un manto negro
o que la noche se trague al universo,
o aunque Dios me quitara mis ojos, mis manos, mis pies,
y aunque me quitara totalmente la memoria,
yo siempre... pequeña mía....
encontraré el camino... que me lleve a tí.

Porque te busco tantas veces, te encuentro tantas veces,
y te pierdo tantas, pero tantas veces
que haré otra vez caminos
caminos que nunca hayan sido marcados por huella alguna
construiré sendas arroyos y quebradas
donde no haya estado ningún corazón oprimido
donde los huesos blanquecinos,
esos que sobresalen del fango del prejuicio
esos que recojo con mis manos y los pongo dentro de mi corazón
esos cuando se deshace mi alma mirándo el horizonte
donde no había Dios, ni había hombre,
esos que no dejan morir.

Y aunque la vida me lastime
y tenga esa herida donde todo es negro
y tiña de rojo mi canto a la vida
sigues siendo mi luna que brilla
como sol en mis mañanas.

Y es que haré otra vez caminos limpios
para cuando te encuentre y me digas
"buenas noches papá"
y sienta tu cálido beso en mi mejilla
que siempre espera la caricia de tus trémulos labios,
y entonces, y solamente entonces
recogeré mis alas y cubriré tu corazón
como cuando mis ojos se reflejan en los tuyos
como cuando tus manitas los cubrían diciéndo:

"¿Quién soy?"
Y yo respondía:
"mi Alexia"
y tu me decías susurrándome al oído:
"Perdiste papá.. no soy mi Alexia,
soy tu pequeño tesoro, y me debes un beso"