lunes, 5 de junio de 2017

Cuatro clases de amor-2

Este es otro

Luego está el fuerte amor entre parientes, o el afecto natural, 
que se basa en consanguinidad, para el cual los griegos tenían la palabra stor·gué. 
Por eso en países de habla inglesa dicen que “la sangre es más espesa 
que el agua”. Tenemos un excelente ejemplo de esto en el amor que le 
tenían las hermanas María y Marta a su hermano Lázaro. 
El hecho de que él significaba mucho para ellas se puede ver por la gran angustia 
que sintieron debido a la muerte súbita de él. ¡Y cuánto se regocijaron cuando 
Jesús resucitó al hermano amado de ellas, Lázaro! (Juan 11:1-44.) 
El amor de una madre a su hijo o hija es otro ejemplo de esta clase de amor. 
(Compárese con 1 Tesalonicenses 2:7.) 
Así, Jehová, para subrayar el gran amor que le tenía a Sión, declaró que era mayor que el de una madre a su hijito. (Isaías 49:15.)
 Una indicación de que vivimos en “los últimos días”, con sus “tiempos críticos, 
difíciles de manejar”, es la falta de “cariño natural”. (2 Timoteo 3:1, 3.) 
La falta de amor en la familia hace que ciertos jóvenes huyan de su hogar, 
y que algunos hijos ya crecidos descuiden a sus padres de edad avanzada. 
(Compárese con Proverbios 23:22.) 
También se ve falta de cariño natural en la abundancia del abuso de menores... 
el que algunos padres golpeen tan cruelmente a sus hijos que estos 
necesiten hospitalización. 
También se ve la falta de amor por parte de los padres 
por el hecho de que muchos de ellos no disciplinan a sus hijos. 
El dejar que los niños hagan lo que les plazca no es prueba de amor; más bien, 
es escoger el camino más fácil. 
El padre que verdaderamente ama a sus hijos los disciplina 
cuando esto es necesario. (Proverbios 13:24; Hebreos 12:5-11.)

Cuatro clases de amor-1



Cuatro clases de amor



Este es uno
El que el ser humano pueda manifestar amor es una expresión de la sabiduría y el amor e interés 
de Dios por la humanidad. 
Es interesante el hecho de que los griegos de la antigüedad tenían cuatro palabras para “amor”. 
Una era é·ros, que denotaba amor romántico asociado con la atracción sexual. 
No hubo ocasión para que los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas usaran é·ros, aunque la Septuaginta usa formas de ese término en Proverbios 7:18 y 30:16, 
y hay otras referencias al amor romántico en las Escrituras Hebreas.
 Por ejemplo, leemos que Isaac “se enamoró” de Rebeca. (Génesis 24:67.) 
Un ejemplo verdaderamente notable de esta clase de amor se halla en el caso de Jacob, 
pues parece que él se enamoró a primera vista de la hermosa Raquel. 
De hecho, “Jacob procedió a servir siete años por Raquel, pero a sus ojos resultaron como unos cuantos 
días debido al amor que le tenía”. (Génesis 29:9-11, 17, 20.) 
El Cantar de los Cantares también trata sobre el amor romántico entre un pastor y una doncella. 
Pero se tiene que recalcar que esta clase de amor, que puede ser una fuente de mucha alegría y gozo, 
debe manifestarse solamente en conformidad con las normas justas de Dios. 
La Biblia nos dice que es solo con el amor de la esposa legítima del hombre 
que él puede estar “en un éxtasis constantemente”. (Proverbios 5:15-20.)