miércoles, 10 de agosto de 2011

Amiga mía


¿Sorprendida quizás, de que te escriba esta carta?.
Disculpa entonces, no he querido molestarte, es que el fuego de mis desdichas está abrazándo mis entrañas.
Solo quería escribirte esta, porque eres mi única amiga, y agradecer tus consejos, los que un día me diste.


¿Te acuerdas de aquellos? ¿De lo que dijiste?. ¿De lo mucho que sufrías?. ¿Del dolor que tu sentías?.


Dirás que me arrepiento de no seguir tus consejos, que incluso habré perdido hasta mis propios sueños.
Que eras mi amiga, dijiste. Que tú sabías de eso, que fuera llorando y gimiendo, que así era el proceso.
Por eso te escribo hoy, para contarte lo de ayer.


Y les dije a los presentes: ¡Gracias por venir!, pero a mis sentimientos añado un dolor escondido, el saber lo que sufrís de los que una vez os amaron, que con vosotras la risa compartieron, y con vosotras también el llanto, que una vez luchásteis juntos, que hasta el firmamento temblaba cuando rozábais vuestras manos, que solo vosotras escuchábais las palabras de esas cómplices miradas.


Vosotras, que fuísteis amadas como nunca os habían amado, vosotras que un día dijisteis.. ¡Para toda la vida!.


Pero un día cualquiera, o un cualquier día, en lo más profundo de vuestro corazón, algo se rompió.
Un chasquido; Un requiebro de la vida; Un dolor; y después muchos pequeños dolores.
Por amor; hasta el amargo ajenjo puedo beber sonriéndo a quién amo.

Por amor,... Por amor,... Por amor,...Tristeza, ¡Que profunda tristeza!.


Muros que encarcelan, desvaneciendo ilusiones, prado que se marchita, no importando cuanta agua vertáis.
Y pasan los momentos, y pasa el tiempo, unas leen meses, otras leen años, otras... la vida entera, y ¡Nunca! decís en vuestros corazones...volverá a mi el amor.


Ya no es profunda tristeza, ya es amargo dolor, y desde lo mas profundo de vuestra vida, tímidamente comenzáis a llorar, y váis alzándo poco a poco vuestro llanto, para que también escuchen los demás.
Que escuchen aquellos que no saben.
Que escuchen aquellos que ignoran.
Que escuchen aquellos que nunca han vivido.
Lloro mi dolor. ¡Escúchame por favor!.
Lloro mi angustia. ¡Escúchame por favor!.
Mi cuerpo grita... Mi cuerpo llama. ¡Escúchame por favor!.
Mi vida grita... Mi vida clama. ¡Escúchame por favor!.


Silencio... tanto silencio, y mi pena muriendo. ¿Porqué no me escucháis?. ¿Porqué no ois mi llanto?.
¿Acaso no creéis lo que os digo?. ¿Porqué no me creéis?. ¿Es porque han ido tantas a vosotros con llanto y mentiras?.


Por eso a mi, no me creéis. Si, ¡Yo si soy una maltratada!. ¡Yo si soy una víctima!. Pero esa es la razón. ¿No es cierto?.


¡Escuchádme!. ¡Oíd por favor mis argumentos!. Yo no soy como esa amiga, la que vino a vosotros el otro día. ¡Por favor... creédme!... No soy como ella.


Yo no le prohíbo a mis hijos que besen a su padre.... Como me dijo que hacía ella.
Yo no le prohíbo a mis hijos, que corran a los brazos de su padre... Como me dijo que hacía ella.
Yo no cruzo la calle cuando voy con mis hijos y veo que se acerca su padre, prohibíendoles que le saluden... 


Como me dijo que hacía ella.


Yo no les susurro a mis hijos cuando están durmiendo, que no deben amar a su padre... Como me dijo que hacía ella.


Yo no soy la que les dice a mis hijos, que su padre no los quiere, y por eso no viene a verlos, mientras cierro puertas y ventanas para que ellos no vean como su padre se pasea nervioso e ilusionado, esperando el momento de besarlos con el amor que solo su padre puede darles... Como me dijo que hacía ella.


Triste angustia de mi corazón. ¿Cómo entonces voy a ser escuchada?. ¿Quién va a creer en mi angustioso silencio que habla con lágrimas?. ¿Quién, si tú, que dices ser mi amiga, has destrozado mis argumentos?.


¿A quién acudiré entonces por justicia, si tú ya has ido?.
¿Que haré entonces con mi dolor?.
¿Que haré entonces con mi pena?.
Silencio...Guardaré silencio... otra vez.
Y seguiré besando la mano... que abofetea mi amor.
Y seguiré besando la mano... que no acepta un error.


Y mientras lo haga, me acordaré de ti. Si, de tí, que también eres víctima... pero de tu propio odio.
Amiga mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario